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domingo, 22 de marzo de 2009

Sorpresas te da la vida

Aludía la pasada semana las circunstancias en las que el grupo Guaraná llegaba a hacerse un hueco en la industruia musical española y lo ligaba con el gracejo y la agudeza que me caracterizan (es que ultimamente nadie me deja comentarios y me comento a mí mismo) al gran tema de Rubén Blades, Pedro Navaja. De como una canción puede tener una calidad literaria que ya la quisieran para sí muchos aprendices de escritor -entre los que me incluyo- hablaremos otro día. Hoy volveré a hablar de lo curiosa que es la vida en ocasiones.
Nada más terminar las entradas de la semana pasada y contento y feliz como una lombriz, quedé con unos amigos en un local de mi barrio para tomar unas cañas y ver el partido del barça ; la asignatura de periodismo deportivo me está transformando. El caso es que en el local donde quedamos se encontraba también el batería de Guaraná, que curiosamente conozco porque ibamos al mismo colegio.
Al terminar el partido seguimos tomando unas cañejas y cuando Toni se disponía a marcharse (Toni es el batería), le abordé con la audacia que tenemos los jovenes (eso es de coña) periodistas como yo. Total, que le comenté lo del blog musical y lo de que soy un periodista avezado y accedió a tomarse unas cañejas conmigo y a dejarse preguntar como profesional de la música.
El baterista en cuestión ya guardaba en su experiencia profesional más de mil concietos antes de empezar con Guaraná, por lo que su calidad como músico está de sobra demostrada. Me contó que están ensayando en Music Factory; que el día anterior habían estado tocando en el Gropius de San Vicente presentando su último trabajo, De Lao a Lao, y celebrando su décimo aniversario (el del Gropius), sin cobrar un duro; que la cosa está muy malita porque con 15 conciertos contratados el año anterior podían considerarse privilegiados; que los ayuntamientos son los mayores contratantes de eventos (con todo el oscurantismo que eso conlleva); y que como grupo alicantino, lo de tocar en Alicante en vez de ser más fácil se convertía en algo complicado (ya hablamos alguna vez aquí sobre lo de ser profeta en tu tierra).
El caso es que pasamos un rato agradable y tocamos un montón de temas que no cabrían en una entrada tan corta como las que aquí se utilizan, ni tampoco darían para una serie de entradas, no es para tanto. Al final de la noche terminó comentando lo que hacen los músicos cuando terminan sus conciertos.
-Si yo te contara... -me decía el susodicho-.
A lo que yo le respondía: -Cuenta, cuenta, no te cortes...
- No, que luego vas y lo cascas...
Total, que me faltó pasta para emborracharlo lo suficiente (desventajas de ser pobre como las ratas).
¡Birras para todos!

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Una Birra con...