¡Viva la caspa!

Ayer por la mañana una compañera de clase me pilló cantando El Bimbó de Georgie Dann. La verdad es que cuando estoy contento y me apetece hacer reír a la gente (un poco payaso que es uno) esa canción es un recurso recurrente y efectivo.
Además, es posible que las fechas navideñas me remitan a aquellas Nocheviejas en las que nos partíamos de risa con Martes y Trece y sus imitaciones de cantantes como Luis Aguilé y su Chatunga; Simon & Garfaunkel y la empalagosa The Boxer o incluso Tina Turner cantando su sugerente Private dancer.
De todas formas –aparte de cierta querencia a la melancolía- creo que todo se debe a un gusto por lo Casposo y lo retro que se remonta a mi época de seguidor de El Jueves. Con la lectura de esta revista, que yo siempre entendí como una revista de actualidad, aprendí muchas cosas y comprendí que existen multitud de perspectivas para un mismo acontecimiento (gracias Azagra y gracias Partido de la Gente del Bar). Pero también comencé a disfrutar de lo casposo con Darío Adanti y su Caspa Radioactiva; las aventuras de Palmiro Capón dibujadas por Lalo Kubala; el Profesor Cojonciano de Óscar o, ya del pleistoceno, los Quatricomía 4.
Más tarde llegaron los temas de El Chivi y su Radikal; Gigatrón y su hit Te Peto el Cacas; y ya en otros ámbitos Faemino y cansado, La Hora Chanante, Muchachada Nui…
Al fin y a la postre, lo que quiero reivindicar con esta entrada (aparte de mostrar mis gustos más inconfesables) es que todos los personajes referidos han triunfado en su ámbito, más o menos, sin preocuparse demasiado por el qué pensarán o el qué dirán sobre su arte. Esto debería ser válido para cualquiera que tenga algo que decir en cualquier expresión artística, porque todo tiene cabida en este mundo y todo, o casi todo, es respetable (incluida Nena Daconte).
¡Birras para tod@s!